domingo, 31 de julio de 2011

Inconclusa

Inconclusa. Porque me faltan demasiadas cosas por terminar. Por el miedo a que las cosas se acaben que me hace dejarlo todo a medias, huyendo de los finales y a veces, por tanto, también de los principios. Así que sí, me siento inconclusa, inacabada, incompleta, medio vacía, o, si quieres verlo así, medio llena. También infinita. E incomprensible. Llena de recuerdos y de planes de futuro, de sueños, de cientos de motivos para quejarme del mundo y de otras tantas razones para quedarme callada. Incapaz de abrazarme a los momentos perfectos. Porque si son tan perfectos acaban. ¿Así que para qué empezarlos? Incapaz también de dejar de soñar. Insegura. Tantas cosas a favor y tantas cosas en contra, siempre. Demasiadas palabras que me abruman, que me llenan y me hacen echarlas, a borbotones a veces sin sentido, por una boca que se ha acostumbrado a gritar lo que siente en silencio. Y cuando tengo tiempo, a veces, infeliz. Pero sólo a veces, cuando las miles de cosas que me rodean me dejan cinco minutos para darme cuenta de las miles de cosas que me faltan. Miles de cosas que me reprocho, miles de cosas que realmente no son importantes. ¿Insignificante? No, gracias. Pasar por el mundo dejando huella, supongo que todos lo queremos. Aunque realmente está bien ser anónimo, ser una de esas personas que dejan huellas de verdad, recuerdos y palabras, en los que te rodean. In… in… inevitable. Porque estoy ahí y tengo que convivir conmigo, porque tengo que lidiar a cada segundo con todos esos defectos que me he labrado con cincel a lo largo de todos mis años de existencia, y porque tengo que aceptar cada día todos los errores que he cometido y todos aquellos que sé que cometeré. Incorregible. Porque sí, porque nos equivocamos, lo solucionamos, odiamos, perdonamos… y aprendemos, pero a pesar de todo, nada puede cambiarnos. Sin acabar. En proceso de construcción. Con un pasado escueto y un futuro no escrito. Inconclusa. Y no sabes cuánto me alegro…


Una página en blanco

1 comentario: