jueves, 28 de junio de 2012

El puerto


Me llevó allí la primera vez una tarde de verano. Acababa de tomarse un café y su piel olía, como siempre, a aquella mezcla de azúcar y tabaco. También olía a sol.

Bajamos del coche y me llevó sin palabras hacia el puerto. Le llaman puerto, pero realmente no es más que una cala con un remanso de agua tranquila y piedras blancas. Las cuerdas se arrastraban por la arena desde las rocas del fondo, siguiendo de vez en cuando el movimiento de las barcas. Había nada más seis o siete, de diferentes colores: rojas, azules, verdes, blancas… y realmente eran dignas de una foto. El cielo azul claro, el mar con el sol brillando de fondo, las piedras blancas y las barcas de colores. Yo quiero vivir aquí, pensé. Pasarme las horas sentada al sol, viendo nada más las barcas mecerse y escuchando el sonido de las olas. Quiero tener una casa pequeñita y de color claro y que, en verano al abrir los ojos, el mar me reciba desde el otro lado de la ventana. Pensé en futuro. Y también pensé en el pasado. En mi pasado y en el suyo. En todo lo que significaba aquel puerto. En ese silencio absoluto. Y en medio del silencio eché de menos cientos de cosas, de instantes, y también a muchas personas. Mis pensamientos se deslizaban de uno a otro, meciéndose suavemente como lo hacían las barcas. Y un segundo sentía una felicidad absoluta y al siguiente la tristeza más honda. Y permanecí callada durante minutos y minutos, yo, que no me callo ni debajo del agua y que disparo palabras cada segundo. A él le extrañó, me dijo que no estaba acostumbrado a ese silencio, y me preguntó el por qué. No lo sé, esto es precioso. No le mentí. No hubiera sido capaz de decirle todo aquello en lo que pensaba. Se acercó a mí y me rodeó con un brazo, mientras me besaba suavecito el hombro desnudo. Y al pasado, y al futuro, se le unió de repente aquel presente tan perfecto. Aquel momento en el que por unos minutos, lo tenía todo. Sonreí y me apoyé en él, dejando que el silencio siguiera su curso.

Supongo que fue la inmensidad del mar.



*Reflexiones de un instante, de ESE instante, en el blog http://confesionesdeuncangrejoemocional.blogspot.com.es