miércoles, 9 de noviembre de 2011

Soledad

Soledad camina entre la gente sin mirar a los lados. Con la vista fija en las baldosas de la acera y los hombros ligeramente caídos, aunque no tiene ningún peso que llevar sobre ellos. No tiene maleta, ni nada que se le parezca, y tampoco tiene un rumbo. Se dedica a vagar de un lado para otro, viendo cómo la miran, a veces con tristeza, a veces con desprecio, a veces condescendientes. Ella ya hace mucho tiempo que ha dejado de devolverles las miradas. ¿Para qué? Sólo mira al suelo, sonríe en una mueca y sigue su paso lento, desconsolado. A su espalda, invisible, un saco de ilusiones muertas. 

2 comentarios:

  1. La vida de Soledad debe ser muy dura.
    Me gustaría decirle que al frente, invisible, aparecerá otro saco de ilusiones vivas.
    Saludos:

    V

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  2. Que triste es la soledad.
    Quizás solo le hace falta un empujoncito para que camine firme y con la mirada bien alta.
    Un beso muy fuerte.
    P.D.: me dejas maravillada con cada cosa que escribes, ya lo sabes.

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