Me llevó allí la primera vez una tarde de verano. Acababa de
tomarse un café y su piel olía, como siempre, a aquella mezcla de azúcar y
tabaco. También olía a sol.
Bajamos del coche y me llevó sin palabras hacia el puerto.
Le llaman puerto, pero realmente no es más que una cala con un remanso de agua
tranquila y piedras blancas. Las cuerdas se arrastraban por la arena desde las
rocas del fondo, siguiendo de vez en cuando el movimiento de las barcas. Había
nada más seis o siete, de diferentes colores: rojas, azules, verdes, blancas… y
realmente eran dignas de una foto. El cielo azul claro, el mar con el sol
brillando de fondo, las piedras blancas y las barcas de colores. Yo quiero
vivir aquí, pensé. Pasarme las horas sentada al sol, viendo nada más las barcas
mecerse y escuchando el sonido de las olas. Quiero tener una casa pequeñita y
de color claro y que, en verano al abrir los ojos, el mar me reciba desde el
otro lado de la ventana. Pensé en futuro. Y también pensé en el pasado. En mi
pasado y en el suyo. En todo lo que significaba aquel puerto. En ese silencio
absoluto. Y en medio del silencio eché de menos cientos de cosas, de instantes,
y también a muchas personas. Mis pensamientos se deslizaban de uno a otro,
meciéndose suavemente como lo hacían las barcas. Y un segundo sentía una
felicidad absoluta y al siguiente la tristeza más honda. Y permanecí callada
durante minutos y minutos, yo, que no me callo ni debajo del agua y que disparo
palabras cada segundo. A él le extrañó, me dijo que no estaba acostumbrado a
ese silencio, y me preguntó el por qué. No
lo sé, esto es precioso. No le mentí. No hubiera sido capaz de decirle todo
aquello en lo que pensaba. Se acercó a mí y me rodeó con un brazo, mientras me
besaba suavecito el hombro desnudo. Y al pasado, y al futuro, se le unió de
repente aquel presente tan perfecto. Aquel momento en el que por unos minutos,
lo tenía todo. Sonreí y me apoyé en él, dejando que el silencio siguiera su
curso.
Supongo que fue la
inmensidad del mar.
*Reflexiones de un instante, de ESE instante, en el blog http://confesionesdeuncangrejoemocional.blogspot.com.es